Érase una vez un niño que le gustaba mucho la navidad para montar el Belén, montar el árbol de Navidad, poder abrir los regalos y, sobre todo, jugar con la nieve.
El día 23 de diciembre empezaron las vacaciones de Navidad y Carlos se puso su gorro, los guantes, la bufanda, una chaqueta y las botas de agua. Cuando salió a la calle llamó a su vecino. Los dos jugaron mucho con la nieve. Al día siguiente también llamó a su vecino, pero esta vez se fueron a una urbanización en la que había un pozo muy hondo. Carlos dijo: “Vamos a meternos en el pozo”. Su vecino le dijo que no, pero Carlos le dijo que él sí se iba a meter. Su vecino le insistía que no se metiera, que se podía hacer daño. Pero Carlos se metió. Estaba escalando hacia abajo y se resbaló. Su vecino intentó cogerle, pero no pudo y fue corriendo a llamar a los padres de Carlos.
Su vecino fue a una tienda a comprar una cuerda y todos fueron a la urbanización y sacaron a Carlos, que tenía heridas leves.
Así Carlos aprendió a no meterse en sitios peligrosos. Y fue feliz esa navidad y todas las demás.
Carpeta Viajera: José Ujaque Ruiz
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