Erase una vez un pueblo donde amasaban un pan riquísimo.
A un niño llamado Marcos su madre le dijo: “vé a por dos barras de pan”. El niño fue a la panadrería y cuando iba de camino a su casa vio a sus amigos, se paró a jugar al balón y dejó las dos barras de pan en el suelo. Mientras jugaba un perro paseaba por allí, y cuando se dio cuenta Marcos sólo estaba la bolsa sin las dos barras de pan.
El niño cuando fue a su casa, no llevaba el encargo de su madre. Su madre se enfadó mucho con él porque no podían comer y no lo mandó nunca más a ningún mandado.
Jaime
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