domingo, 9 de octubre de 2011

Un Milagro en el Zoo.

Había una vez un lugar llamado Animalandia donde había un zoo que nunca nadie iba a visitarlo.
Su dueño, que se llamaba Justín, era pobre.
Justín dejaba a sus tres hijos en la escuela, mientras que su mujer se encargaba del zoo.
Justín, cada día, barría las calles de la ciudad para conseguir un poco de dinero y poder comprar comida para su familia, aunque él tenía mucha fe en que algún día el zoo sería muy visitado y en que eso ocurriría muy pronto.
Llegó la Semana Santa, Justín abría el zoo todos los días, pero nadie iba a verlo. Un día, un conejo blanco que andaba a dos patas y cargaba con un cesto con huevos, apreció. ¡Era el Conejo de Pascua!. Justín vio que tenía un montón de huevos de colores y le preguntó:
-J:¿Cuantos huevos tienes?
-CP:Tengo 45 huevos.
-J:Dámelos todos y dime qué quieres arreglar.
-CP:Quiero arreglar todo.
-J:Vale, yo te ayudaré, pero dame todos los huevos.
Justín se los dio y el conejo lo arregló todo poniendo el zoo con cosas de Pascua pero ese día Justín no llegó a verlas porque se fue a su otro trabajo.
Al día siguiente abrió el zoo y lo visitó toda la ciudad.
A partir de entonces ya fue mucha gente al zoo, por lo que Justín no trabajó más de barrendero y fue feliz para siempre gracias al Conejo de Pascua.

Cristina Román López.

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